Mostrando entradas con la etiqueta Colaboraciones involuntarias y no autorizadas.... Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Colaboraciones involuntarias y no autorizadas.... Mostrar todas las entradas

jueves, 19 de febrero de 2009

Hikú







Mirando su sonrisa,
olvidé en un instante
el vacío de aquellos tres meses.


Haruki Murakami

lunes, 9 de febrero de 2009

Encuentro (Eduardo Luis Feher)

Te encontré en el mundo
buscando
como yo
a quién querer

Te encontré en el mundo
no importa la hora
ni el sitio, ni el tiempo

No sé si fue en el esplendor de día
o en la profundidad fascinante de la noche
o en la selva, o en el mar

No sé si te bajé de un astro
o te encontré en la nada

Nada
nada importa
nada

Sólo sé que te encontré en...
buscando 
como yo
a quién querer.

jueves, 5 de febrero de 2009

Aquí te amo (Pablo Neruda)


Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.

Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.

O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.

Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.

Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.

Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.

Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre

(estandarte) Enrique Carlos



mares de incendios estallando verticales


sangre de orquídea rota en su mano desgajada


tú corres y corres sólo tú


desenlace de greda en sinfonía


encadenada de inconclusa




sólo tú saltaste de miel despeñadero


como un águila enmanzanada de oro


tigres y leones recorriéndonos


con sus garras de noche




un oboe triste cantando


inundando


la brutal laguna de la ausencia




tu bocagavilán abre sus alas


y abraza el mundo


mi mundo


vibrando de zarzas y abedules


vibrando en la garganta de mis ojos muertos


viéndote abierta toda de mañanas


rasgándote las vestiduras


descorazonando el tiempo con tus dientes


saltando en heróico grito de clarines


amedrentando su boca de carroña


el ojonoche del siniestro cuervo



mi ojoataúd con el silencio temblándole en las manos


pudo verte


llenando mi muerte con tu propia vida


soportando el mazo de cascada con tu espalda


erguida de venas


silensiosa de lunares


pudo verte pues para iluminarme basta tu sombra



porque todo entonces vuelve


a su cierto orden asimétrico


de escuadras



y allá entre la lluvia de aguijones


como un rayo te vi silenciosamente


levantando con mis llagas en tus hombros


un golondrino estandarte de



violeta s