jueves, 5 de febrero de 2009

(estandarte) Enrique Carlos



mares de incendios estallando verticales


sangre de orquídea rota en su mano desgajada


tú corres y corres sólo tú


desenlace de greda en sinfonía


encadenada de inconclusa




sólo tú saltaste de miel despeñadero


como un águila enmanzanada de oro


tigres y leones recorriéndonos


con sus garras de noche




un oboe triste cantando


inundando


la brutal laguna de la ausencia




tu bocagavilán abre sus alas


y abraza el mundo


mi mundo


vibrando de zarzas y abedules


vibrando en la garganta de mis ojos muertos


viéndote abierta toda de mañanas


rasgándote las vestiduras


descorazonando el tiempo con tus dientes


saltando en heróico grito de clarines


amedrentando su boca de carroña


el ojonoche del siniestro cuervo



mi ojoataúd con el silencio temblándole en las manos


pudo verte


llenando mi muerte con tu propia vida


soportando el mazo de cascada con tu espalda


erguida de venas


silensiosa de lunares


pudo verte pues para iluminarme basta tu sombra



porque todo entonces vuelve


a su cierto orden asimétrico


de escuadras



y allá entre la lluvia de aguijones


como un rayo te vi silenciosamente


levantando con mis llagas en tus hombros


un golondrino estandarte de



violeta s




No hay comentarios: