lunes, 20 de octubre de 2008

Esta, entre tus cartas...

Hace tiempo que no te escribo, lo sé, lo sabes. Hemos estado ausentes el uno del otro y distantes.
La distancia ahora, no es física, no son kilómetros por conquistar. Es sólo una distancia, tal vez ocupacional, los deberes nos han alejado un tanto el uno del otro, distante tú, yo.
El nosotros para mí ha sido un sueño constante en los últimos 9 meses, ha parecido que gestamos algo que no sabemos cuándo llegará a término.
Los mensajes han cesado de algún modo, me siento un poco lejos de ti y te extraño como nunca había extrañado.
Estoy en cierto punto clave de mi crecimiento, en el punto de quiebre, en medio de cierta catarsis, y creo que de alguna manera, tu pasas por algo similar.
Salamanca, Guanajuato. Me encuentro aquí, en la plaza principal por extraños designios del destino, no sé por qué la vida, esta noche me trajo hasta aquí y sin embargo aquí estoy.
El viaje se planeó para Salvatierra, Gto. debería estar ahora bailando al son de la Marquesada y no en una banca de la plaza de Salamanca. Debería, ahora, estar bebiendo cerveza con mis amigas. Estoy un tanto varada, no conozco a nadie, tengo unos cuantos pesos en la cartera y no sé cómo terminará el día o la noche, el viaje .
No tengo miedo, no me asusta este mar de posibilidades.
Pienso en ti. Pienso y sigo pensando en ti.
Te extraño como si ya hubieras estado en mis brazos, como si ya hubiera probado tus besos, tu piel. Extraño. Tengo fresca tu imagen, tu rostro es una fotografía imborrable. Ya no temo, al cerrar los ojos, que desaparezcas, pues siempre, invariablemente, al despertar, escuchar tu nombre, ver tu nombre, me viene. Ahí estás.
Hace frío, porque te siento distante y aun así estás a mi lado, me acompañas y te siento, sea como sea.
Estás a mi lado.

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