martes, 2 de septiembre de 2008

De historias...

No me queda más que esperar las horas que vienen furiosas.

Quizá un día escribir nuestra historia y decidir...


la vida o la muerte


Entonces esta luna no podrá perder más tiempo.


Marcha, sigue sin parar.


No importa la dirección

si sólo se mueve y no se detiene.

Constante

Entonces, volveré a hacer la promesa, la de no repetir tu nombre, sólo que el eco sigue rebotando en el incomprensible corazón.
No ha sido posible borrar tu huella, te busco en todos los rostros, te imagino en todas mis palabras.
Armo un rompecabezas, ahí estás, insistiendo en los recuerdos, golpeando, tocando mis puertas, abriendo las ventanas de mi alma, congelando con tu viento este cuerpo vulnerable y débil en tus manos.